Tecnología Versus. Parte II – Los mandatos sociales.

La idea es algo sólido, fijo; el pensamiento

es algo fluido, cambiable, libre.

es algo fluido, cambiable, libre.

Un pensamiento se hace otro,

Un idea choca contra otra.

Miguel de Unamuno

Hablaba en la entrada anterior sobre la confusión terminológica y el imaginario social. Conviene ampliar sobre la referencia al término, sin la intención de lograr una definición porque como todas, acota el ámbito de comprensión, cierra el acceso a otras ideas y comprime la posibilidad del pensamiento propio, la idea es acceder a las nociones que encierra.

Me voy a introducir entonces en la neblina que rodea a la polisemia de la Tecnología en el ámbito escolar desde el territorio del “imaginario social”, que designa el conjunto de rituales, emblemas y mitos que configuran las creencias generalizadas de un grupo de personas acerca de la realidad y, para ellos, organiza la forma de sentir, pensar y actuar.

Este imaginario logra que los deseos colectivos se articulen con el conjunto de dispositivos sociales (familiares, institucionales, escolares, educativos, políticos, religiosos, etcétera), que organizan la vida en común alrededor de construcciones psíquicas, de imágenes que crean la ilusión que son verdaderas, únicas e indiscutibles

Imaginario social

Son fuerzas que apelan a las emociones, a los sentimientos, a las voluntades. Suministran esquemas repetitivos y crean preceptos sobre los comportamientos, al establecer lo permitido y lo prohibido, lo bello y lo feo, lo lícito y lo ilícito al adecuar los deseos de la sociedad al poder vigente en un determinado momento histórico.

En la Edad Media, las mujeres que tenían visiones o poderes curativos eran brujas y quienes las defendían, sus cómplices. El castigo para esas “desviaciones” era la hoguera.

Hoy, a quienes ostentan esas condiciones, sanadoras o iluminadas, se las convoca para predecir el futuro a través de los medios masivos de (in)comunicación y no son pocos los gobernantes que tienen su “bruja” personal.

Sucede que «Toda sociedad es una construcción, creación de un mundo, de su propio mundo. Su propia identidad no es otra cosa que ese sistema de interpretación, ese mundo que ella crea. Y esa es la razón por la cual (como ocurre en cada individuo), la sociedad percibe como un peligro mortal todo ataque contra ese sistema de interpretación; lo percibe como un ataque contra su identidad, contra sí misma» [1]

Con este escenario, la Tecnología como contenido escolar y la Educación tecnológica como área especializada del conocimiento dentro de la currícula son conceptos confusos en el mejor de los casos y desacertados en el más desfavorable.

La informática y sus dispositivos físicos, han pasado de herramienta educativa a estructurante básico de las instituciones escolarizadas, polo de atracción para la matrícula escolar y punto central para la acción. Para la visión general, favorecer la formación tanto general como técnica, es dotar de computadoras a los establecimientos educativos.

El nuevo dios y todos sus santos

Para el conjunto social, y lo que es más preocupante, para muchos de quienes toman decisiones en materia escolar, Tecnología ES informática, computadoras y afines, la posesión de un aparato permite acceder a la inclusión social, en tanto es el boleto de acceso a la “sociedad de la información”, “la inteligencia artificial”, la “modernidad” y el avance de la sociedad.


Hoy y aquí, el imaginario social identifica tecnología con computadoras.
Las «acciones tecnológicas» son las de las empresas vinculadas al campo de la informática. «Enseñar con tecnología» es usar computadoras como herramienta de manipulación de la información. «Enseñar tecnología» es aprender como usar los programas enlatados de las computadoras y el «analfabetismo tecnológico» es no saber usar las computadoras. En otro orden, existen también los “infradotados” que no adhieren a la parafernalia de los aparatejos, las redes y cosas similares y los “nativos digitales”. Apocalípticos e integrados diría Umberto Eco.

Sospecho que tomar distancia personal de esa perspectiva arraigada en el imaginario social, es una tarea compleja. Hacerlo en el ámbito de la escuela, una misión casi imposible.
Continuará

Escrita y publicada en EDUTECNO.NING el año 2006 con la intención de influir en la redacción de la nueva ley nacional de educación aprobada finalmente como Ley 26606, que excluye la enseñanza de la Tecnología como área escolar.


[1] Castoriadis; 1993.