Tecnología versus. Parte III – El sesgo de las visiones

“(…es la Técnica la actividad más definitoriamente humana

y su accionar conlleva una impronta moral).

Fernando Savater´

En el post anterior hablaba del Imaginario social. Un conjunto de fuerzas en tensión que ayudan a los integrantes de una sociedad a elaborar las visiones o los prejuicios, a partir de los cuales se forman una imagen de la realidad.

Para el caso particular de la palabra que define al área del conocimiento que nos ocupa, dividiré esa imagen en tres secciones interrelacionadas en varios puntos

Una social.

Una productiva.

Una escolar.

Empezaré con el Campo social y un concepto amplio de Tecnología

A partir del breve mapa conceptual que se muestra más abajo, se puede ver que restringir el concepto a partir de un emergente, por ejemplo un objeto tecnológico, una actividad, un sistema o un conjunto de acciones técnicas, se oculta la complejidad social que contiene el resultado de su accionar. [1]

En cambio, el concepto adquiere una dimensión diferente cuando se vincula el modo de pensar tecnológico a la complejidad del pensamiento humano y a las incidencias que su racionalidad tiene (y tendrá cada vez más), en el tejido del cuerpo social, en sociedades que tienen o aspiran a tener una estructuración marcada por la impronta de la Tecnología.

Concepto amplio de Tecnología

En nuestro país comenzamos a tratar el tema a nivel escolar hace veinte años con resultados más que decepcionantes. (Reitero que este artículo fue escrito en 2006 cuando se trataba la Ley de Educación).

Como sucede con casi todo en nuestro país y con mucho más énfasis en la lógica escolarizada, en lugar de detenernos a trabajar sobre lo que es, nos dedicamos a debatir sobre lo que debiera ser y antes que ver allí una nueva forma de pensar, vimos un nuevo puesto de trabajo.

Pero en muchos lugares del mundo desde mediados del siglo pasado, algunos pensadores advertían sobre esta disrupción en el pensamiento que traería la difusión masiva de un modo de hacer y de pensar que, si bien estaba entre nosotros desde el principio de la humanidad era obturada por la fascinación de la ciencia del Renacimiento.

En la década del sesenta Guy Debord advertía el peligro que llegaba en su libro la sociedad del espectáculo. Pero como todo en Tecnología, no era una novedad. En 1747 Julien Offray De La Mettrie escribió El Hombre Máquina. En 1921 Karel Capek en su obra R.U.R, abreviatura que responde al nombre del libro de ficción: Robots Universales Rossum, introdujo la palabra ROBOT que en checo significa trabajo pesado y el slogan de la fábrica que los producía era: ¿Quiere usted abaratar su producción? Un robot reemplaza a dos trabajadores y medio.

Más cercano en el tiempo y aplastados por una realidad digital, Ramón Queraltó advierte:

“Estamos ante el problema de la capacidad de la racionalidad tecnológica para afrontar los nuevos problemas del pensamiento. Cualquiera puede constatar que la organización de la sociedad contemporánea se apoya necesariamente sobre la tecnología, siendo la informatización una llave esencial para hacer funcionar el conjunto del sistema social. Además, nadie podrá negar que la complejidad de las redes sociales en todas sus dimensiones ha aumentado de manera increíble durante los últimos decenios, es más, se ensancha continuamente de modo que sería ingenuo pensar en la posibilidad de desacelerar el proceso

Sobre este punto Umberto Eco, hace ya unos años remarcaba: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios. El drama de internet es que ha promovido al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad

De regreso con Queraltó, afirma: “Si el instrumento esencial que garantiza el funcionamiento del sistema sociotécnico es el subsistema informático, se buscará el control de las actividades del sistema según los límites establecidos por sus fines. La racionalidad tecnológica se transformaría en racionalidad cibernética, en una racionalidad cuyo objetivo principal será el control del sistema, incluso de sus elementos humanos.

Todo ello, no es despreciable, en verdad, resolvería muchos problemas básicos de la vida humana actual. Pero no se debe olvidar que los fines del conocimiento humano, son pragmáticos y teóricos, y la controlabilidad se refiere obviamente a los primeros, es decir, a los fines relativos al dominio de lo real y a la adaptación del conocimiento a la necesidad de señorear el mundo”. [2]

Sobre los interrogantes que planteo aquí, pregunto: ¿se tratan en el área de Tecnología de los sistemas escolarizados? ¿quien se plantea seriamente que contienen los contenidos y para qué sirven? La pregunta que formula Queraltó la dejo en las manos de los “contenidistas” o, en mis términos, los inventores de neologismos para decir siempre lo mismo sin decir nada y ganarse el mango.

Pero quiero recordar aquí que, si bien se habla de formas del conocimiento, todavía estamos muy lejos del Campo Escolar, el subsistema donde pretendemos enseñar Tecnología y sospecho que no sólo estamos mal, estamos bastante jodidos.

Lo lamento, pero la obcecada realidad siempre termina por imponer sus reglas, más allá de Congresos, Simposios, Relatos y otras yerbas que son siempre “Los Primeros”, pero sólo sirven para acumular puntaje en el sistema. Cómo decía un amigo‚ certifican la cantidad de horas culo calentado silla.

Otrosí digo. Si así no fuera no estaríamos en el 2021(cuarenta años después), defendiendo la pertinencia del área.

Nos vemos en el próximo episodio


1 Fuente. Gay, Aquiles (2002)¿Qué entendemos por Objeto Tecnológico?

[2] (Adaptado de QUERALTÓ, Ramón. (2003). Ética, Tecnología y valores en la sociedad global. Tecnos. Madrid).